Tomemos la noción freudiana de la “pulsión de muerte”. Hemos de abstraer por supuesto el biologismo de Freud: “pulsión de muerte” no es un hecho biológico, sino una noción que indica que el aparato psíquico humano está subordinado a un automatismo de repetición ciego más allá de la búsqueda de placer, de la autoconservación, de la conformidad del hombre con su medio. El hombre es- Hegel dixit- “un animal enfermo de muerte”, un animal extorsionado por un insaciable parásito (razón, logos, lenguaje). Según esta perspectiva, “la pulsión de muerte”, esta dimensión de radical negatividad, no puede ser reducida a una expresión de las condiciones sociales enajenadas, sino que define la condition humaine en cuanto tal. No hay solución ni escape, lo que hay que hacer no es “superarla”, “abolirla”, sino llegar a un acuerdo con ello, aprender a reconocerla en su dimensión aterradora y después, con base en este reconocimiento fundamental, tratar de articular un modus vivendi con ello.[1]
[1] Slavoj Žižek: El sublime objeto de la ideología, México, Siglo Veintiuno Editores, 2007, Pág. 27.
2 comentarios:
sublime, simplemente como tú
.la comandanta.
De verdad, amigo, estamos perdiendo estilo. Se echa de ver que ya estás por los últimos semestres, carajo. ¿Qué fue de aquellas entradas llamando anacrónicas autoridades?
Todo es nostalgia.
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