domingo, 6 de abril de 2008

Pipa

Las volutas de humo se desvanecen poco a poco sobre mi cabeza mientras las hojas de La Raza Cósmica pasan sobre los bordes de mis dedos. Trato de leer cada vez más pero el sólo hecho de fumar pipa hace que mi atención divague durante algunos momentos. Cuanta razón tenías al afirmar que si uno fuma de verdad no tiene tiempo para nada más. Carlos Llano dice que fumar no es del todo malo pues aun cuando es desastroso para el cuerpo es benéfico para los nervios. No se si estoy de acuerdo con él pero al menos se que fumar me hace entrar en estado cuasi místico. Observar las circunvoluciones y trapesisticos movimientos del humo entonan al cuerpo en la sintonía adecuada par cualquier tipo de rapto místico.

Pienso en ti, en aquellas tardes en el jardín fumando pipa. La elegancia con que tomabas la pipa, como expelías aquel excelso olor a tabaco. Las horas de plática bajo el sempiterno nublado del cielo de la ciudad. Tu risa mordaz y tus comentarios ácidos. Todo viene a mi memoria, no en tropel como siempre me sucede sino que los recuerdos vienen despacio, listos para ser plasmados en palabras.

La añoranza de aquellas pláticas que podían durar horas sin menguar en intensidad, los bríos con que discutíamos los temas más espinosos que dos cofrades pueden discutir. Las risas y las groserías saliendo de tu boca, siempre precisas y mortales. El sabor de tabaco que recorre mi boca y que se filtra a cada rincón de mí ser.

Hay una frase del ensayo de Vasconcelos que me hace pensar en ti todavía más.

“Queda, sin embargo, por averiguar si la mezcla ilimitada e inevitable es un hecho ventajoso para el intercambio de la cultura o si, al contrario, ha de producir decadencias, que ahora, ya no sólo serían nacionales, sino mundiales.”

Me recuerda esa ansia tuya por leer todo sobre el Holocausto, por saber si la racionalidad instrumental es aquello que nos salva y nos condena al mismo tiempo. En aquel texto que comentábamos el otro día sobre Horkheimer y Adorno yo no hallo solución a ese problema. Tal vez sea porque una crítica a este tipo de modernidad, hecha desde los mismo términos en que ella se desenvuelve, tiene la desventaja de no poder trascender sus límites y por lo tanto condenarse a una aporía.

Hace unos días, cuando visitaba la exposición sobre Buda Guanyin, me venían a la memoria las criticas que Schopenhauer hacía a Hegel ya su sistema y por lo tanto a la modernidad completa. Tal vez la solución este en esa versión Oriental de la filosofía, tal vez…

Termino la carga de tabaco y ahora sí puedo seguir con mi lectura.
Saludos.

2 comentarios:

Erika dijo...

Wow!!!
Yo no sabía que los conejos usaban pipas... había visto orugas, pero nunca un conejo...

Juan Manuel Escamilla dijo...

Conmovedor.
De acuerdo con Erika. Sorpresa.