miércoles, 25 de abril de 2007

El arte de ser feliz

Arthur Schopenhauer

Regla Número 1

Todos hemos nacido en Arcadia (Alusión al poema “Resignación” de Friedrich Schiller), es decir, entramos en el mundo llenos de aspiraciones a la felicidad y al goce y conservamos la insensata esperanza de realizarlas, hasta que el destino nos atrapa rudamente y nos muestra que nada es nuestro, sino que todo es suyo, puesto que no sólo tiene un derecho indiscutible sobre todas nuestras posesiones, sino además sobre los brazos y las piernas, los ojos y las orejas, hasta sobre la nariz en medio de la cara. Luego viene la experiencia y nos enseña que la felicidad y el goce son puras quimeras que nos muestran una ilusión en las lejanías, mientras que el sufrimiento y el dolor son reales, que se manifiestan a sí mismos inmediatamente sin necesitar la ilusión y la esperanza. Si esta enseñanza trae frutos, entonces cesamos de buscar la felicidad y el goce y sólo procuramos escapar en lo posible al dolor y al sufrimiento. “El prudente no aspira al placer, sino a la ausencia del dolor” [Aristóteles, Ética a Nicómaco, VII, 11, 1125b 15] Reconocemos que lo mejor que se puede encontrar en el mundo es un presente indoloro, tranquilo y soportable: si lo alcanzamos, sabemos apreciarlo y nos guardamos mucho de estropearlo con un anhelo incesante de alegrías imaginarias o con angustiadas preocupaciones cara a un futuro siempre incierto que, por mucho que luchemos, no deja de estar en manos del destino. Acerca de ello: ¿Por qué habría de ser necio procurar en todo momento que se disfrute en lo posible del presente como lo único seguro, puesto que toda la vida no es más que un trozo algo más largo del presente y como tal totalmente pasajera?

3 comentarios:

Erika dijo...

A mi lo que la vida me ha enseñado es que la felicidad solo son momentos, instantes que se desvanecen. Por eso hay que agarrarlos, apretarlos, morderlos y disfrutarlos mientras esten ocurriendo.

La felicidad eterna es una simple utopia, no existe. Superenlo.

Anónimo dijo...

JAJAJA la felicidad si existe, el equilibro y la irracionalidad de la vida que tanto mencionas en tus entradas erika. La felicidad llega día a día de diferentes formas. Está ahí, sólo ay que percatarse dónde.

Anónimo dijo...

*hay