martes, 18 de diciembre de 2007

Unos cuantos momentos de ira (de enojo, no de la acción de ver).

La etiqueta, de donde vengo, es un pedazo de tela que va zurcida al cuello de las camisetas, o pegada (hay unas cosas tan nuevas). Además de ir pegada a las camisetas también son una serie de conductas que toda gente respetable respeta. El punto, el día de hoy, es que romperé un poco la etiqueta, que siempre me ha caracterizado para dar rienda suelta a mis impulsos tanaticos.

Empecemos con un poco de odio a lo Grinch, odio la navidad, me re-contra-cagan las fiestas navideñas. Toda la gente con cara de idiota por la vida, dejándose engañar por el “espíritu navideño”, mientras que el resto de nosotros, “los pensantes”, elucubramos como hacer que alguien nos regale un buen libro, o una buena película. En si, las fiestas religiosas no son de mi desagrado, como dice Feuerbach para conocer los hombre hemos de conocer a sus Dioses y viceversa.

Me encanta como la gente cree, porque no piensa, que el cristianismo es algo fundamentalmente y radicalmente diferente a todas las otras religiones que han existido.

Terminamos contra las festividades.

Contra los camioneros; a esos si los odio por ser unos hijos de toda su re-puta-madre, todo, sin exclusión. Es una cuestión de género.

Contra mi escuela. Resulta que la universidad a la que asisto, soy un conejo universitario, tuvo una visión, privilegiada por el santo de su conveniencia (que daría yo porque fuera el enmascarado de plata), para cambiar el esquema de pagos. Ahora tendremos que pagar casi tres colegiaturas en una quincena, vaya que son muy vivos.

Por ultimo, contra mi pobre Laptop; a ella la odio porque se va a morir, cada vez que la enciendo aparece un bello letrero que me avisa de la inminente falla del sistema operativo. Que cosas.

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